PATATA

La patata es basatante sensible a temperaturas frias, normalmente la alta temperatura no favorece al cultivo de este tubérculo, ya que favorece la posibilidad de plagas y enfermedades.
Es necesario que el terreno esté bien mullido, bien aireado, sin huecos y sin terrones y con los agregados homogéneos, con el objetivo de favorecer el desarrollo radicular, la emergencia rápida y homogénea y reducir los ataques de parásitos.
Soporta el pH ácido entre 5.5-6, ésta circunstancia se suele dar más en los terrenos arenosos.
Es considerada como una planta tolerante a la salinidad.
Los tubérculos destinados a la siembra deben ser del tamaño adecuado.
Cuando son muy pequeñas se destinan a plantaciones y al ganado (patatas «marraneras»).
Dependerá del clima que tenga la zona donde vivamos para escoger la fecha en que se puede sembrar las patatas.
Al efectuar la plantación la temperatura del suelo debe ser superior a los 7ºC, con unas temperaturas nocturnas relativamente frescas.
En climas donde hiela con frecuencia, la siembra se realiza a finales de primavera o principios de verano para poder recogerla en octubre o noviembre.
En climas más calurosos, las patatas se suelen sembrar a principios de primavera, ya que las heladas no atacarán a la planta.
En el cultivo de la patata de primor la fecha de plantación debe tener en cuenta los riesgos de heladas tardías en la zona de cultivo.

Plantación:
La plantación se realiza mediante tubérculos enteros o partes de éstos.
Con un azadón cavamos la tierra dejándola esponjosa.
Cortamos cada una de las patatas en varios trozos teniendo en cuenta que cada uno de ellos debe tener como mínimo entre dos o tres yemas, teniendo cuidado de no dañar ninguna de ellas al manipularlas.
La separación entre trozos no debe ser inferior a 20 cm, ya que al crecer la planta limitará el espacio para el desarrollo de los tubérculos.

Riego:

Generalmente el método de riego empleado en el cultivo de la patata es el de aspersión.
La humedad del suelo debe ser suficiente; aunque resiste la aridez, en los terrenos secos las ramificaciones del rizoma se alargan demasiado, el número de tubérculos aumenta, pero su tamaño se reduce considerablemente.
La humedad excesiva en el momento de la germinación del tubérculo y en el periodo desde la aparición de las flores hasta a la maduración del tubérculo resulta nociva.
La patata es un cultivo muy exigente en agua, aunque un exceso reduce el porcentaje en fécula y favorece el desarrollo de enfermedades.